Porque ayer no solo hemos perdido a un futbolista. Hemos perdido la clase, la magia, uno de los grandes exponentes del fútbol mundial, independientemente del equipo al que uno siga. Hace nada nos ha dejado el gran Alfredo di Stéfano, un hombre que hizo su vida a golpe de tango, una vida con grandes melodías acompañadas del acento porteño y los éxitos que el tango a veces niega.
Nos ha dejado el inicio de todas las leyendas, el primero, el jugador sobre el que nunca nadie dudó porque estaba por encima de los demás y porque tras él comenzó la gente a pensar quien sería el mejor jugador del mundo, pero siempre intentando acercársele. En definitiva, el primer jugador y astro del fútbol moderno: Pelé, Maradona, Cruyff, Messi, Cristiano, son algunos de los cracks del fútbol actual y pasado que nunca se olvidarán de él y lamentan su pérdida. No quiero ser yo quien describa la vida de este hombre que hace apenas unos días cumplía 88 años y hoy descansa tras una vida dedicada a los terrenos de fútbol; solo deberíamos quedarnos con sus frases, su forma de actuar, de sentir que un jugador, una persona no es nada sin su equipo. River, su club de toda la vida, Millonarios, Real Madrid, Español, Valencia, clubes donde consiguió numerosos éxitos (no solo como jugador sino como entrenador) lloran su perdida, y no solo las personas de los clubes a los que perteneció, sino el mundo del fútbol se vuelcan en duelo ante el gran Alfredo di Stéfano. Descansa tranquilo, don Alfredo, junto al gran Carlos Gardel al que siempre admiraste, aquí siempre será difícil olvidarte.